21 Mar Ignacio Trueba: “Esta generación tiene la oportunidad de conocer la desaparición del hambre en 2030”
Hijo, sobrino y padre de ingenieros agrónomos, Ignacio Trueba Jainaga, acumula una trayectoria profesional de más de 30 años vinculados a la ingeniería agronómica. Ha ejercido la profesión de ingeniero agrónomo tanto en la empresa privada como en la administración pública, así como en organismos internacionales. Es catedrático de Proyectos y Desarrollo Rural en la Universidad Politécnica de Madrid, consultor de Naciones Unidas, representante permanente de España ante la FAO y el Programa Mundial de Alimentos.
Confiesa que decidió estudiar la carrera de ingeniero agrónomo porque le gustaban las matemáticas y la biología, en lo que también influyó el hecho de que su padre fuera ingeniero agrónomo, además de sus tíos carnales.
¿Cuál fue su primer contacto con la profesión?
Estudié la carrera de ingeniero agrónomo y, al terminarla, empecé a trabajar como profesional en una empresa que se dedicaba a la fabricación de piensos compuestos para ganado y a la deshidratación de alfalfa. Esos fueron mis primeros pasos como profesional de la ingeniería agronómica. Trabajé por toda España.
¿Y su primer contacto con la FAO?
Fue en los años 80. Había estado antes en el Instituto de Desarrollo Económico del Banco Mundial de Alimentos, en 1971, haciendo unas evaluaciones de inversiones y de proyectos y desde entonces tenía esa inquietud por el tema internacional y por los aspectos relacionados con la agricultura, el medio rural y el medio ambiente. En 1980, me ofrecieron la posibilidad de trabajar en una consultoría en Ecuador y durante unos meses estuve en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de ese país, trabajando en proyectos de desarrollo rural. Fue una experiencia interesante de colaboración con la FAO.
Después he seguido trabajando con la FAO en distintos países haciendo consultorías, prácticamente conozco casi todos los países de América Latina. También trabajé bastante intensamente en Indonesia y en otros países del lejano oriente. También he tenido consultorías en la sede de la FAO en materia de publicaciones. He colaborado en distintas ocasiones en publicaciones relacionadas con metodología de formulación y evaluación de proyectos, tanto de producción agraria como de desarrollo rural.
Según datos de la FAO, en 2050 seremos 9.000 millones de habitantes, ¿tendremos alimentos para todos?
Yo creo que sí. Hay 800 millones de personas que pasan hambre y esto es una vergüenza para la humanidad, ya que hace que mueran cinco millones de niños cada año. Por otro lado, es una vergüenza porque hoy en día la capacidad de producción de alimentos es muy superior a lo que realmente se demanda.
De cara al 2050, habrá que alimentar a 2.000 millones de personas más, y habrá que corregir y hacer que desaparezca el hambre del mundo. Esta generación tiene la oportunidad de conocer la desaparición del hambre en 2030. Es decir, que de alguna manera somos la generación del hambre cero desde el punto de vista de la ingeniería agronómica.
Actualmente la superficie agrícola útil que hay para producir alimentos es de 1.500 millones de hectáreas y lo que parece claro es que esa cifra no se va a incrementar de cara al año 2050. Lo que va a ocurrir es que con la misma tierra habrá que producir mucho más, y además contaminando mucho menos. Ese es un gran desafío para la profesión agronómica y para todos los aspectos relacionados con la investigación en estas materias. Es un desafío tecnológico importante.
¿Ese desafío es un desafío asumible?
Creo que sí, porque la capacidad de trabajo es muy importante. No va a haber problema de oferta de cara al futuro porque hay una conciencia cada vez mayor sobre estas cosas. La FAO está desarrollando unas tecnologías para producir alimentos sostenibles con experiencias importantes en todo el mundo. En ese sentido creo que hay que ser optimistas.
Volviendo a la cifra de personas que pasan hambre, y recordando que un tercio de los alimentos se estropea o se desperdicia, ¿qué estamos haciendo mal?
El desperdicio de alimentos es una vergüenza, producir alimentos cuesta mucho desde el punto de vista de recursos, de tierras, de semillas, de mano de obra, de coste de trabajo, de maquinaria, de contaminación, etc. Es un escándalo que en los países desarrollados a nivel de consumo se tiren más de 100 kilos de comida por habitante y año. En este sentido, la educación juega un papel muy importante.
Hoy en día no solo se habla de hambre sino también de malnutrición, que no solo afecta al hambre o a los que comen poco, también a los que comen mucho, tienen sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, también un número importante de personas, casi 2.000 millones de personas, que tienen lo que se llama una alimentación desequilibrada por un desequilibrio de nutrientes que en la alimentación son importantes, y también como fuente de energía, y bienestar de la humanidad.
Esta entrevista es un resumen de la entrevista que he realizado para la revista Mundo del Agrónomo nº 33, del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, que coordino, redacto y maqueto.
Descárgala gratis aquí: Mundo del Agrónomo nº 33.
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